Es una ensoñación que nos permite comprender mejor la vida desde nuestra perspectiva
“La felicidad es el significado y propósito de la vida, el objetivo y fin de la existencia humana”
Aristóteles.
Antes de escribir este artículo he dudado si merecía la pena ser tan categórico y rotundo con el título, al ponerme en el lugar de aquellos que lo leyesen y simplemente lo despreciasen por ello. Finalmente me he inclinado por conservarlo siendo coherente con un modelo evolutivo basado en el amor.
Si partimos de nuestro origen nos damos cuenta rápidamente de la necesidad de una relación inspirada en el amor o en el deseo para que surja la vida, sin duda recurrente también en la propia naturaleza y en los seres vivos y que nos ofrece la primera sensación de que la interdependencia no es solo necesaria sino transformadora.
Aún sin haber nacido esa interdependencia se hará más grande con el vinculo materno y ya no nos abandonará nunca, aún en apariencia, sino que va en aumento a medida que nos transformamos y evolucionamos como personas.
Sin duda nuestro propio cuerpo en armonía con nuestra mente es un ejemplo más de la interdependencia de átomos, células, órganos y sistemas que de forma conjunta establecen acciones autónomas que nos permiten vivir y adaptarnos en un entorno continuamente cambiante.
A pesar de tener un autoconcepto basado en lo que somos individualmente, no nos debemos olvidar que tanto lo que pensamos, sentimos u obramos es fruto de un proceso de aprendizaje basado en lo que observamos, escuchamos, sentimos o leímos de otras personas que conocimos o ejemplarizamos y de lo que rechazamos de nuestras experiencias interactuando con otros, así que nada hubiésemos sido si hubiésemos estado aislados del mundo y de las personas con las que hemos tomado contacto a lo largo del tiempo ya sea disfrutando, aprendiendo u obteniendo éxitos o fracasos ligados a objetivos que nos hubiésemos propuesto.
Por supuesto hay que diferenciar el individualismo del liderazgo y significar que dentro de la interdependencia es fundamental que haya personas que lo ejerzan, pues la iniciativa parte de una conexión con la evolución natural de las cosas, que en determinados ámbitos o campos otras personas no son capaces de captar inicialmente.
Por eso el líder eficaz es un aventajado en los procesos de comunicación y motivación con las personas, que les facilita y habilita para hacerles vislumbrar los resultados que esperan de objetivos comunes y dotarles así de la energía necesaria que les permita dar los primeros pasos, comprendiendo sus limitaciones iniciales y también alentándoles sobre sus potenciales capacidades.
Ser capaz de trabajar para la evolución interdependiente de todos y no solo la personal o la reducida a un colectivo particular es la diferencia clave entre el amor incondicional y la compasión de los demás y el miedo a que otros progresen y nos impidan evolucionar.
Ese sentido de miedo ligado al concepto de escasez evolutiva da vías a que los colectivos se hagan competitivos y no coopetitivos, es decir cooperen entre sí para un beneficio común y en pro de una abundancia de conocimiento, de desarrollo personal y colectivo, así como de transformación del entorno ya sea social, económica y/o cultural.
Desde ese punto de vista la competitividad es entendida como un éxito individual o colectivo que nos sitúa en un nivel de entendimiento relacionado con la jerarquización de las cosas y la discriminación de los que incluso son los segundos en un determinado orden o contexto.
En esa visión integradora en la que la diversidad de personas es potencialmente capaz de aportar sus valiosos talentos provenientes de su propio desarrollo e integrador de las diversas inteligencias que disponemos, está la clave para la evolución organizacional y de las sociedades.
En el proceso evolutivo del ser humano esa misma integración es plausible en la compensación de los cinco sentidos, de las perspectivas disponibles para el autoentendimiento y el entendimiento de los demás, de los roles, personajes o arquetipos que podemos interpretar como actores en cada situación que nos acontece… ,por lo que nosotros mismos no somos sino un equipo que piensa, siente y actúa con una intención que va dirigida a un solo propósito: ser felices
Un destino común, con estrategias y formas diferentes de afrontar los acontecimientos, pues nuestra determinación, nuestra confusión en el modo de acercarnos a otros deseos, y el conflicto individual al no comprender nuestro destino común, así como otras consideraciones nos conduce al miedo al que nos referíamos antes.
Si bien existe una corriente colectiva, ya sea espiritual o filosófica en relación a esto, los hombres y las mujeres aún no han dado el paso de obviar la inexistencia de lo individual para comprender primero y luego amar y compadecer colectivamente.
Ese sin duda es un reto del que nos estamos ocupando desde nuestros orígenes y del que en cierta medida estamos comenzando a tomar consciencia, al observar como ciertos acontecimientos que ocurren en diversas civilizaciones o culturas aparentemente distantes, nos afectan y nos inducen a actuar apoyados en otras personas cuya sensibilidad aumenta y cuya inteligencia colectiva sana con su identidad colectiva al integrar sus pensamientos, sus sentimientos y sus acciones.